"Quien se pronuncia por el camino reformista en lugar de y en oposición a la conquista del poder político y a la revolución social no elige en realidad un camino más tranquilo, seguro y lento hacia el mismo objetivo, sino un objetivo diferente: en lugar de la implantación de una nueva sociedad, elige unas modificaciones insustanciales de la antigua." Rosa Luxemburgo

viernes, 30 de noviembre de 2012

Argentina: La deuda una vez más

por Eduardo Lucita
Integrante del colectivo EDI-Economistas de Izquierda

El fallo del juez Griesa tiene implicancias que van más allá de nuestro país para ubicarse en el plano internacional. Se trata de una ofensiva del capital financiero internacional en toda la línea.

La dimensión internacional del fallo

La decisión del juez Griesa, que otorga un tratamiento ventajoso y diferencial a los fondos NML-Elliot y Dart, pone en cuestión la reestructuración de la deuda y es un tiro por elevación hacia los grandes deudores del momento.
Les está diciendo que las “ventajosas” condiciones que obtuvo Argentina no se repetirán. Sienta un precedente, que el canje para ser viable debe ser aceptado por la totalidad de los tenedores de bonos, justo cuando varios países europeos están en las vísperas de reestructurar sus deudas. Incluso se puede reabrir el reciente canje de Grecia.

Conviene diferenciar los intereses de los fondos buitres, que en determinadas circunstancias pueden entrar en contradicción con los fondos de inversión “serios”, con los intereses más generales del capital financiero internacional, sobre todo en un período de abundancia de capital-dinero que busca alternativas de inversión no productiva. Por eso no es gratuito que los grandes fondos se hayan manifestado contra el ultimatismo de los buitres y que la propia Reserva Federal y otras instituciones financieras lo hicieran contra la decisión judicial.

No puede obviarse que detrás del fallo esta el interés del capital financiero internacional, viabilizado por el G-7 y el G-20, de reponer el rol del FMI, que había quedado muy cuestionado por la crisis mundial. En perspectiva el objetivo es reordenar el sistema financiero mundial previendo futuras bancarrotas y crisis de deudas. Toda reestructuración deberá pasar por el tamiz del fondo.

Las implicancias para Argentina

El fallo ordena a nuestro país pagar 1330 millones de dólares, el ciento por ciento del valor de los bonos en poder de los fondos mencionados del 15/12. Lo más probable es que esta resolución se extienda al resto de quienes no entraron al canje, la deuda se incrementaría entonces en el orden de los 12.000 millones de dólares. Como contrapartida queda abierta la posibilidad para que los fondos y bonistas que sí ingresaron a los canjes en su momento, reclamen también por el cien por ciento de sus tenencias, unos 30.000 millones más.

Por el contrario si se desconoce Argentina será considerada en desacato y pueden ser intervenidos los fondos para pagar los vencimientos de diciembre y se podrían presentar demandas contra el agente de pago que distribuye los montos girados a tal efecto Eventualmente el gobierno podría intentar pagar por otras vías, incluso convocar a los acreedores a que pasen por ventanilla en Buenos Aires, pero entonces se alterarían las condiciones de pago.

El cualquier caso se entraría en “default tecnico”. No hay que descartar que este sea el objetivo buscado por los fondos buitres, porque accionarían los seguros contra riesgo de default (CDS) y cobrarían el cien por ciento por ese medio.

Hacer buena letra no rinde

El gobierno argentino, como los anteriores, se negó a investigar la deuda, optó por su reestructuración, como le exigían los organismos internacionales. Luego de 36 meses de suspensión unilateral de los pagos, la deuda se reestructuró en el 2005, el canje fue reabierto en dos oportunidades en 2010, violando la Ley Cerrojo que el propio gobierno había hecho sancionar. Para quienes están de acuerdo en que este tipo de deudas hay que pagarlas (honrarlas en el léxico de los organismos), las condiciones fueron mejores que las obtenidas por otros países: quita superior al 70 por ciento; estiramiento de los vencimientos, buenas tasas de interés. Como contrapartida el gobierno debió aceptar condiciones onerosas (ajuste por CER, Cupón atado al PBI) y ceder soberanía jurídica y ciertas inmunidades que dejan al país en condiciones de vulnerabilidad jurídicaen una porción de la emisión de bonos. Esto explica la aceptación de casi el 93 por ciento de los tenedores de bonos.

A partir del canje el gobierno canceló con reservas su deuda con el FMI. Recurrió al mercado de capitales (para ser justos en pocas oportunidades) y luego, DNU mediante, consiguió el instrumento legal para pagar con reservas. El gobierno dio por resuelto el tema de la deuda.

Es cierto que desde entonces la relación con el PBI ha mejorado sustancialmente siendo de las más bajas del mundo, que hay cambios en la composición por monedas y sobre todo más de la mitad es ahora deuda interestatal (mucho más manejable en el corto plazo), la parte considerada exigible, esto es con tenedores particulares, sería a fines de año inferior al 10 por ciento del PBI. Sin embargo la deuda esta de nuevo entre nosotros. Los canjes del 2005 y 2010 fueron respaldados por las leyes de NY, el fallo desanda ese camino y abre un abismo de deudas. Para el capital financiero internacional hacer buena letra es solo para ilusos. Pagar no paga.

Una solución malsana

Argentina no ha agotado aún las vías legales: acaba de hacer una presentación ante la Cámara de Apelaciones de NY buscando revertir el fallo, si el resultado es negativo le quedará recurrir a la Corte Suprema de EEUU, cuyo trámite de aceptación no es sencillo. En todo caso ganaría tiempo, mientras ha comenzado a pensar en la reapertura del canje en las mismas condiciones que los anteriores. Esta solución concesiva, no es en realidad ninguna solución. Los canjes del 2005 y 2010 fueron respaldados por las leyes de NY, el fallo desanda ese camino y abre un verdadero abismo de deudas.

Es indudable que la presión inmediata posterior será que el país cumpla con los pagos por los juicios del CIADI (una demanda potencial de 60.000 millones). El país retomaría así su puesto entre los grandes deudores del mundo. Se vería entonces obligado a volver a los “mercados voluntarios de crédito” reiniciando el ciclo de endeudamiento externo, objetivo buscado por los organismos internacionales y presentado por la oposición derechista y sectores de centro como la gran solución.

La crisis como oportunidad

La crisis encierra también la oportunidad, si se acierta con una política práctica para enfrentarla. Hemos sostenido que se debían suspender los pagos de la deuda hasta tanto una investigación, una auditoria, determinara cual es la parte legítima y cual no. Qué debe pagarse y qué no. Esta tarea sigue pendiente y no se debe renunciar a ella.

Argentina debe desconocer el fallo, no hacer el depósito judicial ordenado. Debe suspender todo pago de los bonos con jurisdicción jurídica en el extranjero. En paralelo cancelar toda tratativa con el Club de París e investigar esa deuda. Retirarse del CIADI y denunciar los Tratados Bilaterales de Inversión (TBI’s).

Pero esta es una pelea internacional y es ese terreno en que debe resolverse. Argentina tiene que llamar a que la UNASUR se expida contra el fallo y trazar un arco de alianzas con las fuerzas políticas y sociales que en Grecia, España, Portugal, Irlanda… están luchando contra la deuda que los condiciona, los lleva al ajuste estructural y al empobrecimiento de sus sociedades. América latina conoce muy bien este recorrido.

Complementariamente para darle sostenibilidad a esa política se deben buscar mecanismos de financiamiento interno para aprovechar los excedentes que genera nuestra economía (freno la fuga de capitales, reforma tributaria progresiva, cambios en las políticas de subsidios, reposición de la contribución patronal a la seguridad social)

De aceptarse el fallo el país vería nuevamente hipotecadas las posibilidades de desarrollo por muchas décadas. No hay que perder tiempo está en juego el interés nacional.