por Lucile Daumas, Attac Cadtm Marruecos
Rabat, 6 de septiembre de 2013
Traducción. Griselda Piñero
Ver en linea: http://www.quiendebeaquien.org/spip.php?article2759
Para las mujeres, trabajo y empleo, no deudas
Desde comienzos de 2011, las mujeres, aunque también participan
hombres, de Ouarzazate, y de todo el valle del Dadés, al sur de
Marruecos, organizadas en la Asociación de Protección Popular para el
Desarrollo Social cuyo número miembros ya llega a 4.500, llevan a cabo
una lucha contra las entidades de microcrédito por abuso de confianza y condiciones de crédito insostenibles.
Aprovechándose de la crisis que afectó particularmente al sector
hotelero de esta región turística, las entidades de microcréditos se
implantaron en la región y «generosamente» concedieron créditos que
tenían como principal objetivo a las mujeres. En un principio, previstos
para financiar microproyectos y microempresas, fueron otorgados sin
mayores verificaciones, ya que los corredores ganan según los clientes
que consiguen y también porque las Instituciones de las Micro Finanzas
(IMF) y las Asociaciones de Microcrédito (AMC) reciben donaciones y
subvenciones (de la USAID, de la UE, de fundaciones, del PNUD, etc.) en
función de su clientela, en un contexto de exacerbada competencia entre
dichas entidades. Y de hecho, ese dinero ha sido utilizado como créditos
al consumo, (para comprar, por ejemplo, un ciclomotor, asegurar la
vuelta a la escuela de los niños, comprarse una nevera…) o para paliar
los gastos de los servicios públicos, que en estos tiempos de
neoliberalismo son de pago e inaccesibles para las capas más pobres de
la población (en particular los servicios sanitarios). Y más aún, muchos
créditos fueron contraídos para poder amortizar los precedentes.
Aunque el dinero prestado provenga de donaciones, de subvenciones o
de préstamos con tipos de interés reducidos, los «beneficiarios» de
estos préstamos deben pagar un interés exorbitante. Oficialmente entre
el 14 y el 18 % (para financiar unos supuestos gastos de gestión
elevados dadas las pequeñas sumas prestadas), pero en la práctica, las
mujeres de Ouarzazate nos hablan de tipos de interés que pueden llegar
al 40 %.
Además, no hay posibilidad de renegociación de las deudas. No se tiene
en cuenta ningún problema o acontecimiento que pueda sobrevenir en la
vida de las personas endeudadas. Y lo peor es que se implementó un
sistema de préstamos solidarios en el que un grupo de mujeres sirve de
garantía para cada una de ellas, En este caso, los prestamistas pueden
recurrir a la violencia para asegurarse el pago de las deudas:
presiones, chantaje y agresiones son moneda corriente.
Detrás del discurso caritativo y lacrimoso de la lucha contra la
pobreza y la precariedad de las mujeres, se esconde una extrema
violencia respecto a los pobres. Se aprovecha su analfabetismo para
hacerles firmar contratos que no pueden leer y luego no se tiene ninguna
piedad.
¿Qué interés tienen las instituciones financieras en montar operaciones de micro crédito?
Las IMF funcionan con capital barato revendido a alto precio a las
categorías más pobres de la población. ¡Es un negocio redondo! Los
beneficios son tales que las asociaciones de microcrédito presentes al
comienzo se transforman en Institución de microfinanzas, mientras que
los mayores bancos del lugar aumentan su interés por el sector. Los
pobres tienen muy poco dinero, pero son muchísimos…
La Federación Nacional de Asociaciones de Microcrédito
prevé unos 3 millones de clientes en 2020, anuncia tipos de interés del
15 al 20 % con dinero que ha sido exonerado de impuestos y que proviene
de subvenciones, donaciones y fondos de la cooperación extranjera y
constata que los préstamos en general son pagados correctamente. Así
para El Amana, una de las IMF que actúan en el lugar, el tipo de
recuperación de los préstamos llega al 99 %.
Por lo tanto, ya con eso son una excelente operación.
Bancarización de nuevos sectores
Pero además esto permite bancarizar a nuevos sectores de la
población. «Este mercado constituye un reservorio de crecimiento muy
importante para los bancos y otros intermediarios financieros que desean
diversificar y desarrollar sus participaciones en el mercado.»
«Este segmento de clientela del sector privado escapa todavía largamente a los circuitos financieros tradicionales.»
«Estas empresas se encuentran a menudo obligadas a dirigirse a
fuentes de financiación informales (amigos, familia, tontinas…) o
incluso a la autofinanciación.
Estos microcréditos constituyen además una forma de «redes sociales»
invocadas en los acuerdos del Partenariado Euromediterráneo, frente al
temor de que la marginalización y la pauperización de grandes sectores
de la población, provocados por el establecimiento del libre comercio,
intensifiquen la presión migratoria a las puertas de Europa.
«Por su estructura y su flexibilidad, pueden ser también un elemento
determinante de absorción de las crisis económicas y financieras.»
(Ibid.)
¿Por qué se ha puesto el objetivo prioritariamente en las mujeres?
«Se acabó el tiempo en el que el padre llevaba la paga al hogar y se
la daba a la madre para que ella criase a los hijos. La consecuencia del
ajuste estructural fue el desempleo masivo, la flexibilización del
trabajo, la precarización del empleo. Frente a estas políticas, el padre
entra en crisis y la mujer sale a la calle para encontrar algo con el
que sobrevivir, generando un nuevo rostro a la economía, a la ciudad y a
la estructura y sentido de la familia. Toda esta energía social que
desarrollan las mujeres en su lucha por la supervivencia es la que es
instrumentalizada y utilizada por los bancos y el sistema de las
microfinanzas, por medio del microcrédito.
Estas palabras de María Galindo, animadora de la asociación boliviana
Mujeres Creando nos da pistas de reflexión totalmente interesantes para
Marruecos. En efecto, el liberalismo empujó masivamente a las mujeres a
introducirse en el mercado del empleo, especialmente en los sectores
volcados a la exportación (zonas francas, textil, agricultura en
invernaderos) aprovechando su ausencia de tradición en el mercado de
trabajo, de la falta de conquistas respecto a sus derechos, de su
analfabetismo. La crisis de la familia ampliada y la crisis de la propia
familia, exacerbada por un desempleo estructural de masa, transformó a
las mujeres en jefes de familia y en protagonistas de la lucha por la
supervivencia.
Por lo tanto, son estas mismas características las que explotan actualmente las IMF, proponiendo, en el mejor de los casos, actividades generadoras de ingresos,
ese grado cero del empleo, o sea, ni trabajo, ni empleo, ni salario,
en nombre de un desarrollo de pacotilla (no es de esta forma que un país
se desarrolla) y que provocan grandes sufrimientos a las mujeres. Las
mujeres de Ouarzazate hablan de su estrés, de sus angustias, de
embargos, de procesos. A los ya vividos problemas de pobreza que el
acceso a los microcréditos no resuelve, se agrega el endeudamiento y las
presiones para el pago de las deudas que destruyen a las familias,
llevando a las mujeres a la prostitución o al suicidio.
Lo que las mujeres de Ouarzazate comprendieron es que el microcrédito
no es una herramienta de lucha contra la pobreza sino un saqueo
suplementario de los escasos ingresos de las familias pobres. También
comprendieron que el endeudamiento no era un problema individual sino un
problema social y colectivo que debe encontrar soluciones sociales y
colectivas, como el acceso a servicios públicos gratuitos y de calidad,
creación de empleo, derecho de los trabajadores y derechos económicos y
sociales.
Finalmente, estas mujeres comprendieron el interés que tiene la
autoorganización y la lucha conjunta contra estos nuevos vampiros que
avanzan enmascarados detrás de un discurso de altruismo y de feminismo.
Estas mujeres reclaman la anulación de deudas que ya fueron
reembolsadas.
Amina Mourad y Benasser Ismaini, dos de los animadores del movimiento
contra los microcréditos, se deben presentar ante el tribunal de
Ouarzazate. Cinco entidades que conceden microcréditos los habían
denunciado. Cuatro retiraron la denuncia, pero una continúa con el
pleito. Pero el verdadero proceso es el que intentan mediante sus
acciones las mujeres víctimas de la rapacidad de las entidades de
microcréditos, que hacen de la pobreza un enorme y substancioso negocio.
Traducción. Griselda Piñero
Ver en linea: http://www.quiendebeaquien.org/spip.php?article2759